No se debe pensar que las finanzas personales tienen que ver con conocimientos sumamente elevados o técnicos porque de hecho todos las manejamos a diario. Se refieren más a las decisiones que alguien toma que a cifras o cálculos detallados. Cada vez que alguien decide en relación a sus ahorros, a las deudas que contrae o a las inversiones que realiza, está actuando en el campo de las finanzas personales.
Lo que ocurre es que en la mayoría de los casos las personas no cuentan con el asesoramiento adecuado para realizar una buena planificación financiera y esto los puede llevar a fracasar en muchas de sus operaciones comerciales.
Por ejemplo, a muchas personas les ocurre que gastan, pero no saben fehacientemente cuánto; o sus gastos varían significativamente de un mes a otro, o de un año al siguiente. Esto ocurre porque quizás nunca definieron un presupuesto mensual o anual. En otras ocasiones, cuando las fuentes de ingresos no son muy estables, tampoco se conoce a ciencia cierta cuánto es el dinero que ingresa al circuito económico personal o familiar.
En primer lugar, es importante tener claridad con respecto a los ingresos y a los gastos. En ambos casos se debe determinar cuáles son fijos y cuáles pueden ser variables. También se deben considerar aquellas metas a futuro. Sólo de este modo se podrán tomar decisiones atinadas y lograr que la economía personal resulte más próspera.
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